Hay quienes aseguran que el Infonavit jamás fue una delegación federal al servicio de los mexicanos, pues siempre ha lucrado con el deseo de un hogar de las bases trabajadoras. La delegación en Cancún da muestra clara de ser un “bunker” inexpugnable donde atienden al que quieren y cuando quieren, tan solo para poder hablar con un asesor, pues buscar al delegado es una misión imposible.
Alberto España, trabajador del servicio turístico, quien tiene cerca de un mes tramitando su crédito, platicó que ayer fue con su esposa a la delegación, a recoger su vale de “eco tecnología”, el cual entregan 15 días después de recibido el crédito, pero confirmó nuevamente que la atención de los servidores públicos es muy tardada y cansada.
“Para atenderte, hay un filtro, donde una sola persona recibe a todos los que llegan; si traes bien los papeles, te canalizan con un asesor, si no, te regresan”, señaló.
En su caso, sólo para que lo reciban en dicho filtro, llevaba casi 50 minutos de espera; y del cual en dos ocasiones anteriores, ya le habían regresado durante el proceso de la inscripción del crédito.
“Nos hicieron pagar la cédula catastral dos veces, según porque no teníamos actualizado los papeles, perdí casi 500 pesos porque dijeron que llevaba el sello de un notario que no debería”, lamentó.
Una ciudadana que se identificó sólo como Gladis fue más firme en su queja contra el Infonavit, al aseverar que se trata de “una maquinaria de asalto al trabajador”, pues empezando por el contrato, el trabajador siempre lleva las de perder.
“Para el Infonavit, el crédito a la vivienda es un negocio, no el apoyo social afirma que es. Te presta 100 pesos y les quedas debiendo 450, más intereses y seguros que nunca usará”, denunció. “Si pagas por adelantado, penaliza indirectamente y, además, como lo que te prestó fue una cantidad mínima, te tienes que apoyar con un banco que a su vez te va a cobrar intereses, junto con otro seguro que jamás utilizarás”, afirmó.
Y relató que lo peor de todo, es que si por una u otra razón, se atrasa uno en el pago, “te persigue como a un delincuente, te quita la propiedad y hace que recaiga en ti todo el peso de la ley”.
(FUENTE QUEQUI)